CASTILLOS DE ARENA

Artículo que realicé para MUSICOMANÍA - Boletín informativo de la Banda de la Escuela de Música de Bullas - y que aparece en el Nº 28 (del 16 de Marzo al 5 de Abril de 2005)

Hace unas semanas ya dijimos que las actuaciones que teníamos previstas para estos días iban a salir bien, porque normalmente siempre salen bien. Teniendo en cuenta que para preparar la Semana Santa siempre hemos dedicado 2 meses o más, este año, debido a los Conciertos del Ciclo del Noroeste y al Concierto del Auditorio, hemos tenido que dedicarle mucho menos tiempo y en apenas unos ensayos hemos recordado algunas de las marchas de procesión y hemos ensayado algunas nuevas. Pero el hecho de que tengamos éxito en prácticamente todas nuestras actuaciones y conciertos, la cuestión fundamental que verdaderamente importa no es precisamente esa. Decía hace unos días, por poner un ejemplo, Luis Martínez, ex-jugador del Real Murcia y del Cartagena, estas palabras: “Lo del triunfo es relativo. Hay un triunfo que es de cara a la galería y otro, que para mí es el más importante, que es el personal. Y éste, desde un fontanero que hace bien su trabajo hasta un futbolista o un actor, si están contentos con su trabajo, lo tiene. Y yo estoy muy contento con el mío”. En otro momento hicimos una comparación de nuestro trabajo con un castillo de arena: “Imaginaos que estamos en la playa y construimos un magnífico castillo de arena. La gente nos aplaude y nos dice que bien que nos ha salido. Todos estamos muy contentos. Pero al día siguiente llega una ola y lo destruye.” Ante estas reflexiones tendríamos que preguntarnos sinceramente si estamos satisfechos plenamente con nuestro trabajo. ¿Podemos estar contentos sabiendo que el año que viene volveremos a repasar las marchas de procesión y casi seguro que perderemos mucho tiempo para volver a recordarlas y a tocarlas como nosotros sabemos? ¿Podemos estar contentos si no profundizamos más en esas piezas para mejorarlas todavía más? ¿O es que hay alguien que piense que todavía no podemos hacerlo mejor? ¿Podemos estar contentos sabiendo que vamos a tener muy poco tiempo para ensayar nuevos pasodobles y para repasar los que ya tenemos en el repertorio, que también se puede mejorar mucho más? ¿Podemos estar contentos si no tenemos tiempo para ensayar nuevas obras de concierto, que es lo característico en la música de Banda? Si todavía nos quejamos de que los ensayos se hacen monótonos, que siempre estamos tocando lo mismo, que perdemos mucho tiempo, etc, etc, etc... Indudablemente no podemos estar del todo contentos. “Por eso el castillo que tenemos que construir tiene que ser de piedra para que lo resista todo. Para que cuando llegue una ola no lo destruya, como le pasaba al castillo de arena”. Pero la piedra fundamental para construir ese castillo es la preparación individual de cada uno de nosotros. Mejorar mucho más el nivel individual es mejorar mucho más el nivel de la Banda. La cuestión no está en si sois o no sois profesionales, porque no tiene nada que ver. Si el Director dice que se puede hacer mejor es porque verdaderamente lo cree y nadie debería discutírselo. Y si el Director se queda otra vez solo con sus proyectos y con sus ilusiones no sería ni la primera, ni la segunda vez que le ocurre. Pero mejor que le ocurra mil veces más antes que dejar de confiar en sus alumnos porque sabe a ciencia cierta y con toda seguridad que todos pueden dar mucho más de lo que ellos mismos se imaginan.

Algunas veces parece que al no estudiar las cosas lo bien que se quisiera tendamos a tocar las cosas de oído, y eso es precisamente lo que nunca tenemos que llegar a hacer. Porque el oído sirve para otras muchas cosas: Para oír lo que se dice en los ensayos, para escuchar a los demás cuando se está tocando y cuando no se está tocando, para corregir la afinación, para tener la certeza de si se está tocando correctamente lo que hay escrito, para sacar las notas de una melodía que te gusta mucho... Pero nunca para aprenderse una partitura. Porque la memoria es muy frágil y cuando menos te lo esperes la canción que te creías que ya te sabías, resulta que al final se te olvida. Un músico de oído podría estudiar una canción en 30 días y un músico bien preparado podría estudiar 30 canciones en un solo día. En el primer caso, el músico necesitará todos sus esfuerzos para que no se olvide dicha canción y nunca podrá mejorarla porque ya ha conseguido su objetivo, que no es otro que aprendérsela como pueda. En el segundo caso, el músico tendrá la seguridad de que no se le va a olvidar prácticamente ninguna de las canciones que se ha estudiado, porque su estudio no se basa únicamente en la facilidad de su memoria ni en su instinto, que también son importantes, sino que se sustenta más bien sobre conocimientos musicales, pudiendo profundizar continuamente para interpretarlas cada vez mucho mejor.

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